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Friday, 9 March 2018

8 de marzo, 2018

Uno de los mejores. Absolutamente nadie en el trabajo me felicitó por ser mujer. En una empresa donde las autoridades a nivel internacional, nacional y en el piso son mujeres, el 98% por ciento de la fuerza laboral somos mujeres que cuidamos la impecable presentación de nuestros libros, me sentí feliz de vivir en este año y en este siglo como mujer. Trabajo en una empresa donde me contrataron por mi capacidad intelectual, no por mi falda ni por mi escote, sino por mi talento y mi experiencia; me ha costado lágrimas, estrés y mucho trabajo permanecer ahí, no barberías, ni hacerle ojitos a nadie. Ha sido difícil y por lo tanto un orgullo seguir ahí. Somos una fuerza imparable y nos apoyamos cañón. Tenemos nuestros momentos emocionales, sí, hormonales, también, pero nunca hay acoso ni malos planes. Donde la mitad somos madres, comprendemos lo que eso implica y también ahí se siente el apoyo. No somos una empresa de celebraciones vacías y melosas, somos una empresa que celebra que hombres y mujeres trabajamos hombro con hombro para sacar adelante excelencia.
         Anoche tuve una experiencia surreal. En la tarde, Eli, me mando llamar para decirme que Oliver y yo iríamos a la imprenta a recoger los libros en los que estuvimos trabajando todo el equipo durante dos arduas semanas incluidos sábado y domingo y que era importante que detectáramos cualquier error para de inmediato corregirlo. Pregunté si regresaríamos y me dijo que sí, que nos iban a estar esperando. No sabía lo que eso implicaba para todos. Llegamos a la imprenta como a las 5:00 y salimos cerca de la medianoche. Cada copia que salía la revisábamos con lupa Oliver y yo y luego la intercambiábamos. En total revisamos 14 libros y sus correcciones. Cuando volvimos a Macmillan con los libros en las manos, como si fueran bebé recién nacidos o algo así, estábamos más que muertos de cansancio. Me sorprendió mucho encontrar las luces del piso apagadas y me saqué mucho de onda, en eso escuché los gritos de sorpresa y de ánimo y aunque al principio me asusté, después me dio mucha risa. Fue un momento de mucho orgullo. Todos nos abrazamos y nos tomamos fotos y fuimos felices.
           Y eso significa ser mujer hoy en día. Trabajar en lo que amas, hombro a hombro con hombres y otras mujeres para sacar con excelencia algo en lo que crees.
           Y claro, hay muchas otras cosas en las que hay que trabajar y de todos modos tuve que pedir taxi y esperarlo dentro y el viaje a casa siempre lo hago ligeramente asustada y a la defensiva y Thea tuvo que pasar la noche con una amiga porque llegar a su casa a esa hora era demasiado arriesgado y me preocupa que Suhe se vaya en Uber y por extensión Ame.
             Pero haber convivido con los hombres buenos anoche me da esperanza.

 

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Palabras que fluyen, huyen y en algún lado tienen que acabar.