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Wednesday 19 November 2014

¿POR QUÉ ME EMOCIONA TANTO CENICIENTA? (TODAVÍA)

Acabo de ver el trailer de la nueva versión de Cenicienta, en persona, para las nuevas generaciones. Con efectos especiales y un realmente hermoso vestido azul, la nueva versión promete mucho y como todos ya conocemos la historia, seguramente va a cumplir porque, seamos sinceros, ¿o debería decir sinceras? Esperamos ver una vez más ese momento mágico en que el Príncipe reconoce a Cenicienta y todas sus frustraciones son recompensadas.
¿Por qué digo todAs? Porque creo que esta película es más para niñas y mujeres que para hombres. Podemos decir que Cenicienta es el cuento que se ha encargado de hacer que perviva la tradición de mujer casta y pura, de sumisión con la promesa de una recompensa. Cenicienta se ha encargado de transmitir de generación en generación la idea de que si eres buena te va a ir bien en la vida (muy bien) y de que un buen vestido, un buen peinado y un mágico par de zapatos son todo lo que necesitas para ser feliz. Y bueno, los ratones nunca están de más. Esa ha sido la lectura feminista recalcitrante. Como yo lo veo, y eso que soy una feminista recalcitrante, es como un ejemplo de karma is a bitch.
Hace muchos años mi hija era pequeña y algo pasó que me frustré por no poder ir a una fiesta, no poder estrenar ropa, algo así. Y me enojé y lloré amargamente (no sueno mucho a feminista, ¿verdad?) y le dije con lágrimas ardientes, -No creas en los cuentos de hadas. No existen las hadas madrinas que te resuelvan tus problemas. Si quieres algo tienes que trabajar.
Y es cierto.
Entonces me enojé con los cuentos de hadas y los odié. Luego, mucho tiempo después, leí a Clarissa Pinkola Estés y me reconcilió con los cuentos cuando me reveló los secretos que hay detrás de ellos. Son los verdaderos cuentos, y no las versiones suavizadas de Disney los que nos brindan lecciones de vida. Pero, como todo en la vida escolar, hay alumnos buenos y hay alumnos que no ponen atención. No se trata de aguantarse porque sí, no se trata de creer en la moda como un escape a la felicidad, ni siquiera de que el fin de toda historia sea casarse con el Príncipe (aunque si te vas a casar siempre elige la mejor opción). Se trata de esperar tu oportunidad de mejorar, cuando esa oportunidad llegue hay que hacer hasta lo imposible para tomarla, así sea convertir una calabaza en carruaje. Siempre hay gente dispuesta a ayudar, que hasta en los momentos más oscuros y tenebrosos aparecen de la nada o siempre han estado ahí y no les habíamos dado importancia (ratones) y nos enseñan a aprovechar lo mejor de nosotros mismos y sí, nos dan, ya sea cosas o apoyo emocional, o un oído y tiempo para escuchar, un hombro donde llorar y hasta un Tempranillo o Pinot Noir para celebrar. Siempre hay alguien que cree que somos lo máximo, a veces con mayor intensidad que nosotras mismas. Y sí, existe el karma. Una no tiene que hacer las cosas, la gente recibe lo que merece. No es inmediato, no cuando queremos, pero cuando nos enteramos, no lo podemos creer.
Habrá muchos bailes a los que no podremos asistir, pero habrá más a los que seamos invitadas especiales. Habrá tiempos muy difíciles, pero solo son para hacernos fuertes y para aprender. Y sí, también habrá lindos vestidos y lo mejor de todo, ¡zapatos hermosos! ¿Príncipes? Neh, estudien, trabajen, sean felices. Los Príncipes no existen.

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Palabras que fluyen, huyen y en algún lado tienen que acabar.