BACK TO DECEMBER... AGAIN

No estoy de acuerdo con Taylor Swift. Yo no quiero volver a diciembre. Tal vez a los de mi niñez cuando vivían mis abuelos, cuando la cena era una labor de equipo en la que todos participábamos, cuando una copita de rompope azul era tomada a sorbitos para que durara mucho tiempo. Cuando ir a la iglesia era ver a los primos y echar relajo cantando himnos. Cuando guardábamos silencio reverente a la hora de prender las velas en el servicio de luces con la única luz que venía del cirio del púlpito y ya y cuando se apagaban las luces eléctricas para cantar en silencio (si es que es posible) "Noche de paz". Antes de que se interrumpiera la inocencia, la fe, la creencia, la simpleza.

Después diciembre se volvió un mes frío y lleno de dudas, confusiones y mucha soledad y frío en el corazón y en los brazos.

En diciembre mi papá llegaba muy tarde con los regalos... En diciembre odié el ponche que tanto me confortaba cuando Rafael me dijo que amaba a otra mujer. En diciembre mi abuela se negó a hacer el bacalao como lo hacía mi abuelo. En diciembre Rubén me amó y luego en enero me dejó. En diciembre Alfredo me desnudó con la enorme y blanca luna de testigo. Me besó y me dijo que tenía unos pezones muy lindos, cuadraditos. Se quitó los lentes y se desnudó para mí. Se durmió rodeándome con sus brazos y se hizo vulnerable, se humanizó. Temprano, antes de que saliera el sol se fue y ya no volvió. En diciembre Sean sufría de fuertes depresiones y luego un psiquiatra le dijo que se consiguiera una novia en su pueblo y se olvidara de mí. En diciembre la casa está fría, el gato maúlla más, las vacaciones no saben, da gripa. En diciembre todo el mundo tiene fiestas y compromisos y pretextos perfectos para evadirme. En diciembre tú vas a pasarla con tu familia y yo... con la mía. No sabes, qué emoción me da.

En diciembre me da frío en el corazón. ¿Se puede dar fast forward a enero? ¿O mejor aún a marzo?