No sé qué desnudez prefieres más, mi cara sin anteojos, o mi alma sin velos.
Porque lo que más te guste antes de quitarme siquiera la blusa, es quitarme los anteojos, ver directo a mis ojos, aunque no sé cómo puedes si tú tampoco ves sin los tuyos. Tal vez sea la ilusión de quitarnos las máscaras, de vernos como nadie más nos ve. De ver como en ningún otro lado vemos. Nos vemos borrosos, como solo nosotros vemos. Tal vez como ciegos, al palparnos sin ver, nos reconozcamos mejor. Ver tu piel con mis dedos, con mis palmas.
Pero también disfrutas escuchando cómo desnudo mi alma. Insistes en que te cuente cosas que no quiero. Sin embargo, no eres preguntón, solo usas ese tono de voz cálida y amable y luego guardas silencio y me miras, esperas la respuesta. Tengo que hablar y te rehuyo. Y me taladras con la mirada, me preguntas con ella y quién sabe cuántas cosas piensas. Pero me acaricias con tus ojos, tus ojos que son tristes y cansados, que están hartos y que quieren tantas cosas. Y no te miento, ni siquiera para evadir culpas. Y se ve que te molesta. Pero de algún modo extraño, lo aceptas y entonces sirve como catalizador y tú también desvelas tu corazón. Y hablas y hablas. Y yo asiento y te veo y observo y pregunto y contesto cuando me pides mi opinión. Y te confiesas y hablas y hablas y hablas y sacas y sacas y sacas y te cansas. Y cae tu cabeza en tus manos y cierras los ojos. Un segundo clímax. El que necesitabas.
No sé si prefieras verme sin ver o escucharme con los ojos o tocarme el corazón.
According to the Renaissance world picture, life was like a wheel of fortune, where you are sometimes up and sometimes down. You just have to remember that when you are up you will eventually come down (to take measures accordinlgy, not to be pessimistic) and when you are down you will not stay there forever, you WILL get on top. In this site entries of the sort will be posted.
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